lunes, 7 de diciembre de 2015

FIEBRE POR EL ALMENDRO

Vuelve a casa por Navidad”. Tan acertado eslogan lo utiliza desde hace décadas la marca ‘El Almendro’, conocida por sus turrones y otros muchos dulces típicos de esta época del año.
Y precisamente por el almendro (con minúscula) se ha desatado en el campo español una fiebre que ha llevado a muchos agricultores a reconvertir hectáreas y plantar un árbol cuyo fruto está alcanzando unos precios importantes.

Solo en Castilla-La Mancha, provincias como Albacete, principalmente cerealista pero con abundancia de otros cultivos, está viviendo en los últimos tiempos una importante transformación. Pero algo similar sucede en otras comunidades. En Levante se llegan a sustituir cítricos. En Andalucía, por su parte, se pudieron leer meses atrás anuncios en viveros especializados advirtiendo de la falta de la planta de maceta como la de producción de vivero de campo. Con datos de 2012, en esta comunidad se cultivaban unas 150.000 hectáreas y se producían 40.000 toneladas de almendras, volúmenes que crecerán de forma sustancial. Basta con recorrer algunos pueblos de la geografía española para comprobar los cientos de hectáreas dedicados ya a este cultivo.

Esta vorágine surge por los buenos precios y por las perspectivas que ofrece el mercado, en base a un crecimiento de la demanda de almendra en torno al 5% anual, especialmente en ciertos países asiáticos, como China e India. España, por ahora, importa prácticamente el doble de lo que es capaz de producir. Esta tendencia muy probablemente cambie en los próximos años con las nuevas plantaciones establecidas.

Regadío y secano
Otra ventaja que ofrece el almendro es la posibilidad de darse en regadío y en secano, si bien la primera alternativa es la mayoritariamente elegida en España. Además, las zonas olivareras se benefician también de la utilización de la misma maquinaria, lo que reduce costes de inversión y optimiza los recursos. Hay nuevas plantaciones del sur que apuestan por un cultivo intensivo, algo similar a lo que pasó con la reconversión de olivares tradicionales a intensivos o superintensivos.

Algunas estimaciones hablan de que si en secano se producen 1.000 kg/ha de almendras, que se traducen en unos 400-500 kg de frutas, en regadío se multiplica hasta los 2.000 kg/ha y 1.000 kg de fruta. Según explica Asaja Andalucía, se plantan sobre todo variedades tardías y autofértiles (macho y hembra en la misma planta) y se plantan de forma que van unos 200 árboles por hectárea, con un coste de 3.000/4.000 €/ha. Los árboles tardan cuatro o cinco años en estar a un 80% de producción.

Plantación
Son varios los factores que deben observarse a la hora de la plantación del almendro. En el diseño y el marco de la plantación se deben considerar las condiciones ecológicas y edafológicas, amén del vigor de la variedad y del patrón, el nivel y tipo de mecanización, el tipo de recolección y, por supuesto, si se realiza en secano o en regadío.

Los marcos de plantación tradicionales se sitúan entre 7,5 x 5,5 y 6 x 3,5, con formación en vaso. En variedades poco vigorosas pueden usarse marcos de plantación de 6x6 o 6x5. El almendro es un árbol de la familia de las rosáceas, de raíz profunda, tronco de 7 a 8 m de altura, madera dura, hojas oblongas y aserradas, flores blancas orosadas, que florece muy temprano. Es muy sensible a la asfixia radicular y a los ataques de hongos, por lo que los trabajos previos de preparación del terreno deben realizarse con pulcritud, eliminando restos anteriores.

A continuación puede recurrirse a la vertedera con profundidades cercanas al metro, seguida de otras pasadas de laboreo secundario para favorecer el desarrollo de raíces y la entrada del agua de lluvia, además de poder aplicar el abonado de fondo (20-40 t/ha de estiércol bien humificado para mejorar la estructura del suelo) y algún herbicida de contacto. En las plantaciones modernas de regadío normalmente se sigue un plan de abonado. Las extracciones aproximadas de N-P-K por tonelada de almendra son de 25 kg, 40 kg y 50 kg, respectivamente.

Sobre el terreno
Para conocer algo más sobre el método de plantación, el agricultor toledano Alejandro Hernández nos explica el proceso que ha seguido en las últimas semanas durante la plantación de almendros.

En primer lugar, marcamos a cadena la parcela, con una separación del camino o lindes de unos 5,5 m. A continuación se utilizan cañas para señalar el camino en el que se abrirá, con la ayuda del tractor, un surco con el topo (rayar)”. Alejandro utiliza un marco de plantación de 7x7, esto es, una separación entre árboles de 7 metros, “para que a la hora de la recolección, la maquinaria (tractor con paraguas) pueda moverse sin problemas”. De esta forma ha conseguido plantar 304 almendros en algo menos de 2 ha.

El siguiente paso es “la plantación de los almendros con topo manual, es decir, se vuelve a pasar por las rayas marcadas con un cajón en la parte trasera del topo, donde se van introduciendo las plantas cada vez que el apero pasa por los cruces de las indicaciones”. Luego procede a la colocación manual de los tubos que protegen a la planta de los ataques animales y de la climatología adversa para favorecer su crecimiento en busca de la luz y, seguidamente, con la ayuda de un azadón se cierran las zanjas junto a la planta para poder regarla. 

Más adelante se procede a la guía del árbol colocando cañas atadas a la planta para que crezcan rectas”, prosigue el joven agricultor. “Una vez que tengan ramas suficientes, se debe hacer la ‘cruz’ entre los 90 y 120 cm del suelo”.

Alejandro considera que “con una buena cría de la planta se pueden llegar a obtener las primeras almendras dentro de cuatro años”. Es consciente de que en este periodo deberá aplicar tratamientos de combate, especialmente contra el pulgón. “Actualmente tenemos plantados unos 700 almendros de los cuales 140 están en producción. La recolección es rápida, ya que la almendra cae con facilidad. Una vez recogida se procede a quitar la vaina y dejar secar la almendra unos días”.



Fotos cortesía de Alejandro Hernández (Agrijoven)